Presidenciales Colombia 2022

La buena noticia es que quede quien quede, cualquiera de los dos es mejor opción que otros cuatro años del que diga Uribe.

David Abuchar Luna
3 min readJun 12, 2022

La tarea más urgente en Colombia es de lejos invertir en su capital humano. El país tiene hoy uno de los porcentajes más altos en Sudamerica de población viviendo en la pobreza. En el Reporte de Competitividad Global 2019, Colombia aparece en el puesto 57 entre 141 países evaluados, pero en la categoría “habilidades” está de número 80. En la era de la economía del conocimiento, el recurso más importante que tiene un país es su gente. Invertir en ella, es invertir en el futuro.

La propuesta que apunta más claramente a revertir el retraso que acusa el país en la materia es la de Gustavo Petro. Las mayores críticas hacia el candidato de la izquierda vienen de su gestión como alcalde de Bogotá. Es innegable que cometió errores graves durante su mandato, pero también tuvo importantes aciertos que se conocen menos, principalmente en lo social. Más allá de los desatinos durante su Alcaldía, Petro tiene otros defectos como su arrogancia, o las alianzas que ha hecho durante esta contienda con políticos tradicionales para alcanzar el poder. Pero Petro no es Chavez ni mucho menos Maduro. Y decir que va a convertir a Colombia en Venezuela es en el mejor de los casos ingenuo y en el peor mentiroso.

La vision que tiene Petro de país es la de una “economía social de mercado con respeto a la propiedad privada y la libre iniciativa empresarial”. Este es justamente el modelo que prevalece en Europa Occidental, la región del mundo con los más altos indices de desarrollo humano. Seguramente por esto, reconocidas figuras de centro como Humberto De la Calle, Antanas Mockus y Alejandro Gaviria, han manifestado que votarán por Petro en segunda vuelta.

Pero como Colombia es la cuna del realismo mágico (trágico?), en vez de Petro enfrentar al candidato del establecimiento, que era lo que se esperaba, y frente a quien las encuestas daban como ganador, de la nada surge un espejismo llamado Rodolfo Hernández. Para los Colombianos que todavía ven en la izquierda el demonio, un salvador. Para un observador más objetivo, una completa incógnita.

Hernández es un constructor septuagenario, quien al mejor estilo de Trump, hechizó al pueblo con frases populistas. Entre otras que trabajará porque todo Colombiano pueda ir a conocer el mar, que donará su sueldo si llega a la presidencia o que bajará el IVA del 19 al 10 por ciento. Su única experiencia previa en administración pública fue como alcalde de la novena ciudad más grande del país, con un balance regular. Su principal bandera es la lucha anticorrupción aunque hay pruebas serias de que durante su alcaldía participó en un entramado de corrupción. Y en ésta, como en la mayoría de sus propuestas, no hay claridad sobre cómo las piensa ejecutar.

Hernández, y sus seguidores, creen que puede manejar el país como maneja su empresa. Tomando él todas las decisiones importantes. Pero manejar un país como Colombia es muchísimo más complejo que administrar un negocio. Por más buenas intenciones que tenga, me temo que por su estilo confrontativo terminará estrellándose contra las instituciones y consiguiendo avanzar poco en los temas urgentes.

De Petro no me preocupa que vaya a destruir el aparato productivo, sino su poca capacidad de autocrítica. Quien no reconoce sus errores está condenado a repetirlos. Pero considero que junto con Francia Márquez, conocen mucho mejor la problemática del país y han estudiado mucho más cuidadosamente las posibles soluciones que Hernández y su equipo. La buena noticia es que quede quien quede, cualquiera de los dos es mejor opción que otros cuatro años del que diga Uribe.

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David Abuchar Luna

Colombian living in Brussels. I write about current affairs and football/ Colombiano viviendo en Bruselas. Escribo sobre actualidad y fútbol.